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Cuestión de confianza.

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Cuestión de confianza. La propia naturaleza ha ideado curiosas formas para que los depredadores atraigan a sus presas. Olores, no necesariamente agradables, arrastran a los insectos hasta el estómago de las aparentemente inofensivas plantas. Otros se valen del disfraz para hacerse pasar por lo que no son y, pensando que se trata de uno de los suyos, la cena se dirige por propio pie hacia sus fauces. En ambas técnicas es esencial la confianza de la víctima, confianza que, irremisiblemente, los avoca al desastre. Federico Martínez era un depredador, un auténtico psicópata carente de sentimientos y escrúpulos, pero con una (si no fuese por el mezquino uso de ella) casi admirable habilidad para simular empatía hacia el prójimo, e incluso parecer extremadamente simpático. Los había conducido hábilmente hacia un rincón apartado. Se trataba de dos ancianos a los que conocía de hacia algunos años, el señor Telesforo Marín y su mujer doña Eugenia. Los miraba a los ojos fijamente sin d

Esculpida en piedra. "Un nuevo comienzo." Acto segundo.

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Las desgracias nunca llegan solas. ¿Dónde me he perdido que a lo acontecido no encuentro el sentido? ¿Dónde dejé la cabeza? ¿En el embravecido mar durante la tormenta? Me arrastraron los cantos de sirena y lo que pensé que eran riquezas no son más que monedas manchadas de lodo. ¿De qué otro modo se puede llegar a un lugar tan extraño? Tantas preguntas... A buen seguro que me volví loco y como el Quijote veo gigantes donde solo hay molinos. ¿Pero entonces...? ¿Entonces por que es tan real el dolor de este niño? Tanto que puedo sentir como sus lágrimas me mojan la espalda. Peor que los huesos molidos, que la quemazón de los moratones, es el nudo que se me formó en el estómago y me impide seguir teniendo hambre de esta vida. Como la espiga de trigo, que dobla el espinazo bajo el peso de su propia semilla, así me humilla lo sembrado a mi paso. Los que, como yo, nacieron sin un pan bajo el brazo, que llegaron al mundo como los burros a solo recibir palos, no pueden permitirse la s